viernes, 13 de noviembre de 2009

Vientos de guerra en el poniente

Vientos de guerra en el poniente

Los conflictos armados han sido la mayor calamidad que ha enfrentado la humanidad a través de toda su existencia, desde antes de la aparición de Jesucristo hace más de 2000 años hasta nuestros días. En medio de esta brecha de destrucción y muerte; la Primera y Segunda Guerra Mundial, aparecen registradas en las páginas de la historia, como los acontecimientos más luctuosos y destructivos que la racionalidad y maldad humana hayan podido concebir. Ambos acontecimientos han podido evitarse. El parte de bajas el 11 de noviembre de 1918, cuando se firmó el Tratado de Versalles, fue de diez millones (10.000.000) de muertos, el asesinato del Archiduque Francisco Fernando no era un causal suficiente para el inicio de esta guerra.

Lo mismo ocurrió con la Segunda Guerra Mundial, un desquiciado megalómano desafiando las regulaciones del Tratado de Versalles y de la Sociedad de Naciones creó un clima de inestabilidad regional y un desequilibrio militar, que aunado al triunfo del nacionalsocialismo, apuntaló al régimen totalitario expansionista de Hitler, para que el primero de septiembre de 1939, invadiera a Polonia, dando con esta acción bélica el inicio de la Segunda Guerra Mundial, que causó al mundo cien millones (100.000.000) de muertos, incluyendo a seis millones de judíos, en el más espantoso holocausto que recuerde el mundo en toda su existencia. Todo esto sucedió anta la permisividad e indiferencia de los países aliados que veían con tolerancia la amenaza creciente de un hombre que quería dominar al mundo.

“La Guerra es una cosa tan seria, que no se la podemos dejar solo a los militares ”. Es un acto de irresponsabilidad jugar a la guerra para obtener ventajas o beneficios políticos, la capacidad de destrucción masiva de los sistemas de destrucción modernas, exige que la utilización y el empleo del guerra como opción, debe responder al agotamiento de todas las vías diplomáticas y civilizadas. Anunciar la preparación para la guerra a un país, sin consultar a las instancias establecidas en la Constitución de la República: “ El Consejo de Defensa de la Nación” (Artículo 323) como el máximo organismo de consulta y asesoramiento en los asuntos de seguridad y defensa, el Alto mando militar y la Secretaría de Seguridad y Defensa, demuestra una clara inmadurez para conducir los asuntos de Estado

.

Por lo tanto el Presidente de la República, comete un grave desvarío mental al anunciar preparativos de guerra, sin consultar con los representantes del Poder Nacional, quienes son los actores sostenedores del esfuerzo que se deriva de un conflicto bélico.

Su conducta debe ser examinada a la luz de los signos de insania mental para determinar y valorar su capacidad y juicio en la conducción de los asuntos de Estado.

Coronel (EJ) José Antonio Omaña Hernández

11/09/09

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